Durante décadas, el colesterol fue señalado como el gran enemigo del corazón. Sin embargo, una investigación de 15 años publicada en JAMA Internal Medicine sacude este paradigma: el exceso de azúcar añadido podría ser aún más peligroso para la salud cardiovascular que el propio colesterol.
El estudio siguió a miles de adultos estadounidenses y reveló un hallazgo inquietante: quienes obtenían el 25 % o más de sus calorías diarias del azúcar añadido tenían más del doble de riesgo de morir por enfermedad cardíaca en comparación con quienes consumían menos del 10 %. Y lo más alarmante: el riesgo era independiente del peso corporal, la edad, el sexo, la actividad física o incluso los niveles de colesterol.
Los investigadores señalan a las bebidas azucaradas como la principal fuente de este problema, ya que representan más de un tercio del azúcar añadido en la dieta promedio de Estados Unidos. A estas se suman los postres, dulces, cereales de desayuno y jugos industrializados, que contribuyen silenciosamente a elevar la ingesta total.
El azúcar en exceso no solo aporta calorías vacías. Puede aumentar la presión arterial y estimular al hígado a liberar grasas dañinas en la sangre, procesos que juntos incrementan el riesgo de infarto y muerte súbita.
La Asociación Americana del Corazón recomienda que las mujeres no superen las 6 cucharaditas de azúcar añadido al día (unos 100 calorías) y los hombres no más de 9 cucharaditas (150 calorías). Sin embargo, basta una sola lata de refresco para alcanzar o incluso sobrepasar ese límite.
La evidencia es clara: reducir los azúcares añadidos no es una moda, sino una estrategia vital de prevención. Sustituir las sodas por agua con frutas naturales o preferir alimentos sin azúcares añadidos puede marcar la diferencia entre mantener un corazón sano o abrir la puerta a enfermedades graves.
Fuente: Jama Medicine
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