
Agosto, 20, 2025. Para los bebés que nacen demasiado pronto y con muy bajo peso, cada nutriente cuenta. Entre los más esenciales está la vitamina D, reconocida desde hace tiempo como un elemento clave en el desarrollo de los huesos. Tradicionalmente, los prematuros reciben la misma dosis diaria recomendada que los bebés nacidos a término, unas 400 UI. Sin embargo, un nuevo estudio publicado en Frontiers in Endocrinology pone en duda esta práctica y sugiere que la dosis estándar podría ser insuficiente para proteger los huesos de los recién nacidos más frágiles.
Investigadores del Hospital Universitario Hanyang, en Seúl, analizaron los expedientes médicos de más de 200 bebés prematuros que pesaban menos de 1.500 gramos al nacer. Los dividieron en dos grupos. Uno recibió la dosis clásica de 400 UI al día, mientras que el otro recibió 800 UI diarias a partir de la segunda semana de vida y hasta el momento del alta hospitalaria. Los resultados mostraron una diferencia contundente. Los bebés suplementados con la dosis más alta presentaron huesos significativamente más fuertes, con una densidad mineral ósea mayor, comprobada mediante estudios especializados. El fémur, que es uno de los principales indicadores de la fortaleza del esqueleto, fue el que mostró mayor mejora.
Una de las principales preocupaciones en torno a la vitamina D es la toxicidad. Un exceso puede elevar los niveles de calcio en la sangre y dañar órganos vitales como los riñones o el corazón. Sin embargo, el estudio no encontró ningún caso de sobredosis ni efectos secundarios en los bebés que recibieron la dosis más alta. Esto demuestra no solo la eficacia de la suplementación más elevada, sino también su seguridad en un grupo particularmente vulnerable.
Las implicaciones son relevantes. Durante décadas se ha considerado que 400 UI diarias eran suficientes y seguras, pero la nueva evidencia indica que lo que funciona para los bebés nacidos a término no necesariamente cubre las necesidades de los prematuros. Estos bebés no cuentan con las reservas minerales de los nacidos en el tiempo adecuado, porque gran parte de la transferencia de nutrientes de la madre ocurre en las últimas semanas del embarazo. Al llegar antes de tiempo, inician su vida con huesos menos mineralizados y un mayor riesgo de enfermedad metabólica ósea. Si 800 UI diarias pueden mejorar su fortaleza ósea sin aumentar riesgos, podría ser momento de replantear las recomendaciones actuales.
Para los profesionales de la salud, este trabajo invita a reconsiderar las estrategias nutricionales en neonatología y a adaptar los cuidados a las características de los prematuros en lugar de aplicar fórmulas generales. Para los padres, es una señal alentadora. Los avances en este campo no solo permiten que los bebés más pequeños sobrevivan, sino que les ofrecen una base más sólida para el futuro. La nutrición no es un detalle menor, sino un factor decisivo en el crecimiento, la resistencia y el bienestar a largo plazo.
El estudio deja también una enseñanza más amplia. El progreso en medicina no siempre depende de grandes innovaciones, a veces basta con pequeños ajustes bien dirigidos en lo que ya se hace. En este caso, duplicar la dosis diaria de un nutriente simple puede marcar la diferencia entre huesos frágiles y una vida con mayores posibilidades de fortaleza y salud.
Fuente: Frontiers in Endocrinology
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