Diabetes y vida desordenada: cómo tu horario puede marcar la diferencia

Publicado el 8 de julio de 2025, 17:53

No solo es lo que comes ni cuánto te ejercitas: la hora en la que comes y duermes podría ser tan importante como la comida misma para tu salud metabólica. Un estudio reciente publicado en npj Digital Medicine revela cómo los horarios irregulares de comida y sueño pueden incrementar significativamente el riesgo de desarrollar diabetes tipo 2.

El equipo de investigadores observó de cerca a 36 adultos, diferenciando entre quienes tenían glucosa normal y quienes presentaban prediabetes o diabetes temprana. Luego validaron estos hallazgos con un segundo grupo de 10 personas. Lo interesante es que no solo midieron lo que comían, sino que usaron monitores continuos de glucosa, registros de actividad física y patrones de sueño para captar toda la foto: cómo se desajusta el reloj interno cuando la rutina es caótica.

 

Los resultados fueron contundentes: cenar muy tarde, comer a horas variables y dormir mal se asocian directamente con mayor desincronización circadiana. ¿Qué implica esto? El cuerpo tiene un reloj biológico que espera señales claras: luz, comida, descanso. Cuando se rompe esa coherencia, se alteran la secreción de insulina, la regulación de la glucosa y la inflamación sistémica. Todo junto, un combo perfecto para abrirle la puerta a la resistencia a la insulina.

Estudios anteriores ya habían mostrado que cenar a las 10:30 p.m. en lugar de a las 7 p.m. puede elevar la glucosa nocturna y diurna, o que saltarse el desayuno prolongadamente desordena el metabolismo. La novedad de esta investigación es que combina ambos factores: la alimentación y el sueño como parte de un solo ciclo que impacta directamente la prevención de la diabetes.

 

El concepto de crononutrición —la ciencia que estudia cómo el momento de la comida afecta el metabolismo— cobra cada vez más relevancia. La buena noticia es que ponerlo en práctica no requiere dietas extremas. Comer a horas regulares, evitar cenas pesadas demasiado tarde, priorizar el desayuno y respetar un horario de sueño constante pueden ser medidas tan efectivas como mejorar la calidad de los alimentos.

En un mundo que promueve cada vez más rutinas 24/7, cenas rápidas frente a pantallas y noches eternas de trabajo, este recordatorio es valioso: comer bien no basta si tu cuerpo no sabe cuándo esperar esa comida. Dormir bien tampoco basta si la última ingesta de energía llega a medianoche. La sincronía sigue siendo uno de los ingredientes más subestimados de la salud.

Prevenir la diabetes tipo 2 es posible. Pero la receta no solo está en qué y cuánto comes, sino también en cuándo lo haces y cuánto respetas tu ritmo natural.

 

Fuente: NPJ Digital Medicine.