Alcohol y el enigma del hígado graso

Publicado el 4 de septiembre de 2025, 17:03

ROCHESTER, Minn. — Investigadores de Mayo Clinic han identificado un nuevo mecanismo que explica cómo el consumo excesivo de alcohol contribuye al desarrollo de la enfermedad de hígado graso, una condición que afecta a más de una de cada tres personas en Estados Unidos. También conocida como enfermedad hepática esteatósica asociada a disfunción metabólica, es una patología crónica que puede derivar en diabetes tipo 2 e incluso en cáncer de hígado. Aunque durante mucho tiempo se sabía que el alcohol agravaba este problema, ahora se comprende mejor por qué.

 

El hallazgo señala a una enzima crucial: la proteína que contiene valosina (VCP). Esta enzima participa en procesos vitales de las células, como el reciclaje de proteínas dañadas, y se encuentra en todo el organismo. El estudio, publicado en Journal of Cell Biology, revela que la exposición excesiva al alcohol altera el funcionamiento de esta enzima, debilitando el mecanismo que controla la acumulación de grasa en el hígado.

 

El hígado actúa como un gran filtro para todo lo que ingerimos. Sus células, llamadas hepatocitos, cumplen la tarea de clasificar, degradar y reciclar sustancias, además de liberar docenas de proteínas. Cuando la grasa procedente del intestino llega al hígado, se almacena en los hepatocitos en forma de pequeñas gotas lipídicas. Estas reservas de grasa pueden ser usadas como fuente de energía, especialmente durante el ayuno. Sin embargo, cuando esas gotas lipídicas se acumulan en exceso, aparece la enfermedad de hígado graso.

 

En personas sanas, la enzima VCP mantiene bajo control a una proteína llamada HSD17β13, que tiende a acumularse en la superficie de esas gotas de grasa. Al hacerlo, evita que el hígado se sobrecargue de lípidos. Pero los investigadores descubrieron que, bajo la influencia del alcohol, la VCP desaparece casi por completo de la superficie de las gotas lipídicas. El resultado es que la proteína HSD17β13 se acumula sin freno, provocando que las células hepáticas se saturen de grasa.

 

El equipo de Mayo Clinic incluso logró observar en acción el complejo mecanismo de reciclaje de la VCP. La enzima, acompañada por una proteína chaperona, trasladaba las proteínas dañadas hacia los lisosomas, orgánulos encargados de descomponer aquello que la célula ya no necesita. “Fue sorprendente ver este proceso. Probamos varios experimentos para confirmar lo que estábamos observando, y todos indicaban que la VCP dirige a la proteína HSD17β13 desde la gota lipídica hasta el lisosoma”, explicó Sandhya Sen, Ph.D., investigadora de Mayo Clinic y autora principal del estudio.

 

Estos hallazgos sugieren que la HSD17β13 podría convertirse en un blanco terapéutico para el desarrollo de nuevos tratamientos contra la enfermedad de hígado graso. “Este estudio amplía nuestra comprensión sobre la biología de las gotas de lípidos, las verdaderas culpables en el hígado graso, y sobre cómo trabaja el hepatocito para reducir su contenido de grasa”, afirmó Mark McNiven, Ph.D., autor senior de la investigación. “También podría ayudar a predecir qué pacientes son más propensos a sufrir los efectos perjudiciales del consumo excesivo de alcohol, especialmente si este sistema celular se encuentra comprometido”.

 

La investigación forma parte de la iniciativa Precure de Mayo Clinic, un esfuerzo que busca desarrollar herramientas capaces de anticiparse a los procesos biológicos antes de que evolucionen hacia enfermedades crónicas o se conviertan en condiciones complejas y difíciles de tratar.

 

FUENTE: Journal of cell Biology

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