
Un reciente estudio publicado en Cell Reports y destacado por Medical Xpress propone una hipótesis que puede transformar la manera en que vemos un alimento tan popular como el aceite de oliva. Según esta investigación, consumir grandes cantidades de ácido oleico—el principal ácido graso monoinsaturado del aceite de oliva—podría favorecer la formación de nuevas células grasas y, con eso, aumentar la capacidad del cuerpo para almacenar lípidos.
Patrocinado por la Universidad de Oklahoma y realizado en colaboración con Yale y la NYU School of Medicine bajo la dirección del Dr. Michael Rudolph, el estudio comparó distintos tipos de grasas mediante dietas controladas en ratones. Las dietas incluían grasas de coco, cacahuete, leche, sebo, soja y, por supuesto, aceite de oliva. Solo aquellas basadas en ácido oleico estimularon la proliferación de precursores de adipocitos—las denominadas "células soldado" del tejido graso.
Biológicamente, el ácido oleico activó la vía AKT2, responsable del crecimiento celular, y redujo la actividad de LXR, un regulador que normalmente frena la formación de adipocitos. En el modelo animal, ese desequilibrio llevó a una mayor cantidad de células grasas nuevas, lo que se traduce en una mayor capacidad de almacenamiento a largo plazo.
Las implicaciones de este hallazgo son claras: más adipocitos implican más espacio para guardar grasa, lo que podría facilitar el desarrollo de obesidad y aumentar el riesgo de enfermedad cardiovascular y diabetes. No se trata de eliminar por completo el aceite de oliva, un alimento con beneficios evidentes (antioxidantes, apoyo cardiovascular, efectos neuroprotectores), sino de consumirlo con mesura y variedad junto a otras fuentes de grasa.
Los autores del estudio advierten que muchos alimentos ultra procesados incorporan aceite de oliva con alto contenido de oleico, lo que puede elevar excesivamente el consumo de este ácido graso. Por eso aconsejan una estrategia de equilibrio: integrar grasas en proporciones adecuadas (“ni todas de un mismo tipo ni en exceso”), especialmente para personas con alto riesgo cardiovascular.
En resumen, este estudio subraya un principio clave de la nutrición moderna: incluso alimentos considerados “saludables” tienen límites. El aceite de oliva sigue siendo un aliado nutritivo, pero el consumo excesivo puede convertirse en un arma de doble filo. La mejor estrategia es la diversidad y la moderación en el origen y tipo de grasas que elegimos.
Fuentes: Cell Reports
Crea tu propia página web con Webador