
Un estudio reciente realizado por investigadores de la Universidad Commonwealth de Virginia revela que la irregularidad en los horarios de sueño podría ser un factor crítico en el desarrollo temprano de enfermedades cardiovasculares (ECV) en adultos jóvenes con ansiedad crónica. La investigación, publicada en el American Journal of Physiology-Regulatory, Integrative and Comparative Physiology, analizó durante siete días los patrones de sueño y marcadores fisiológicos en 28 participantes de 24 años en promedio.
Hallazgos clave: conexión entre sueño irregular y riesgo cardiovascular
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Estrés oxidativo elevado:
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Los participantes con mayor variabilidad en el tiempo total de sueño (TST-SD) mostraron un aumento del 61% en estrés oxidativo (r = 0.61; P < 0.01), medido mediante resonancia paramagnética electrónica.
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Este fenómeno, vinculado al daño celular, fue más pronunciado que en aquellos con sueño corto pero regular.
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Función arterial comprometida:
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La irregularidad del sueño se asoció con una reducción del 44% en la función endotelial de la arteria braquial (r = −0.44; P = 0.02), clave para la regulación del flujo sanguíneo 1.
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Control deficiente de la presión arterial:
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Los sujetos con TST-SD alto presentaron una sensibilidad barorrefleja cardiovagal (cBRS) un 43% menor (r = 0.43; P = 0.02), indicador de capacidad reducida para estabilizar la presión durante esfuerzos físicos.
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¿Por qué importa la regularidad más que la cantidad?
El estudio desafía la noción tradicional que prioriza las horas totales de sueño. Según los datos:
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La variabilidad en la eficiencia del sueño (SE-SD) mostró mayor correlación con marcadores de ECV que el promedio de horas dormidas.
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Mecanismos propuestos incluyen desequilibrios en el sistema nervioso simpático y alteraciones en la producción de óxido nítrico, esencial para la vasodilatación.
Implicaciones prácticas
Para poblaciones con ansiedad crónica, donde los trastornos del sueño son prevalentes, los investigadores sugieren:
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Implementar rutinas de sueño consistentes, incluso los fines de semana.
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Monitorear no solo la duración, sino la estabilidad horaria mediante wearables.
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Considerar terapias cognitivo-conductuales para ansiedad y sueño como estrategia dual de prevención cardiovascular.
Este trabajo subraya que, en la intersección entre salud mental y física, la regularidad del descanso emerge como un biomarcador modificable para reducir riesgos antes de que aparezca hipertensión u otras patologías establecidas.
FUENTE: American Journal of Physiology
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