
Para millones de personas, empezar la mañana sin café es casi imposible. Y si se puede preparar rápido, mejor. Sin embargo, un nuevo estudio acaba de poner el café instantáneo bajo la lupa por un motivo poco esperado: su posible relación con la degeneración macular asociada a la edad (DMAE), una de las principales causas de pérdida de visión en adultos mayores.
El equipo de investigadores analizó datos de más de 10,000 adultos mayores de 40 años a partir de la Encuesta Nacional de Salud y Nutrición de Corea (KNHANES). Los resultados muestran que quienes bebían café soluble con frecuencia presentaban un riesgo significativamente mayor de desarrollar DMAE, en comparación con quienes preferían café filtrado o de grano.
La degeneración macular es una enfermedad que afecta una pequeña parte de la retina —la mácula— responsable de la visión central y de los detalles finos. Con el tiempo, puede dificultar tareas cotidianas como leer, conducir o reconocer rostros. Aunque la edad y la genética son factores clave, este nuevo estudio sugiere que los hábitos alimentarios pueden acelerar o ralentizar su progreso.
Pero, ¿por qué se señala específicamente al café instantáneo? Los autores apuntan a que muchas presentaciones de café soluble, especialmente las versiones “3 en 1”, incluyen azúcares añadidos, grasas hidrogenadas y otros aditivos para mejorar sabor y textura. Estos ingredientes podrían promover inflamación crónica y estrés oxidativo, dos procesos directamente relacionados con el deterioro de la retina.
Esto no significa que tomar una taza ocasional de café instantáneo sea peligroso. El riesgo aparece cuando se convierte en un consumo diario y excesivo, desplazando opciones más naturales como el café filtrado o de grano recién molido. Además, la forma de preparación y los complementos —cremas saborizadas, polvos endulzados, edulcorantes ultraprocesados— pueden sumar ingredientes que, a largo plazo, afecten la salud ocular.
Los especialistas insisten en que el estudio es observacional, por lo que no prueba una relación causal directa, pero sí refuerza la necesidad de investigar más a fondo la conexión entre alimentación cotidiana y salud visual. Para proteger la retina, la evidencia respalda patrones de alimentación ricos en antioxidantes naturales: frutas frescas, vegetales de hojas verdes, pescados grasos y frutos secos.
Para los amantes del café, la clave está en elegir calidad y moderación. Priorizar café de grano, preferiblemente orgánico y sin mezclas industriales, es una forma sencilla de reducir riesgos innecesarios. Lo que pones en tu taza cada mañana no solo despierta tu mente: también puede impactar tu vista con el paso de los años.
Fuente: Food Science & Nutrition.
Crea tu propia página web con Webador