
¿Realmente las papas son culpables de aumentar el riesgo de diabetes tipo 2? Un reciente estudio publicado en The BMJ analizó a más de 200 mil personas durante varios años para entender cómo el consumo de papas, en sus distintas formas, se relaciona con esta enfermedad que afecta a millones en el mundo.
El hallazgo más contundente fue que las papas fritas representan un verdadero factor de riesgo. Tres porciones semanales elevaron en un 20 % la probabilidad de desarrollar diabetes tipo 2. En cambio, las papas al horno, hervidas o machacadas no mostraron un vínculo estadísticamente significativo con la enfermedad. El efecto parece estar ligado más al modo de preparación y a los acompañantes con que suelen consumirse (grasas, aceites refinados, sal en exceso), que al tubérculo en sí mismo.
Los investigadores también realizaron un análisis de sustitución. Reemplazar porciones de papas —en especial fritas— con cereales integrales redujo entre un 8 % y un 19 % el riesgo de diabetes tipo 2. La sustitución por arroz blanco, en cambio, resultó desfavorable, con un aumento del riesgo. Estos datos confirman lo que otras investigaciones ya habían sugerido: no todos los carbohidratos tienen el mismo impacto metabólico, y la calidad de las fuentes energéticas es tan importante como la cantidad.
Un metaanálisis complementario, que incluyó a más de medio millón de participantes, reforzó las conclusiones: las papas fritas, consumidas de forma regular, se asocian con un incremento claro en el riesgo de diabetes, mientras que las versiones cocidas o hervidas tienen un efecto neutro.
La lección es clara. No se trata de demonizar a la papa, alimento básico en muchas culturas y con un valor nutricional propio, sino de prestar atención a cómo la preparamos y con qué la acompañamos. En el terreno de la salud metabólica, las papas fritas parecen ser un lujo ocasional, no un hábito cotidiano.
Fuente: The BMJ
Añadir comentario
Comentarios