
En la interminable búsqueda de alternativas al azúcar, surge un nuevo protagonista: la D-allulosa. Este raro azúcar, cada vez más usado como endulzante bajo en calorías, promete revolucionar la nutrición keto y el control glucémico, pero… ¿qué tanto afecta realmente a la salud intestinal y a la microbiota?
Un estudio reciente publicado en 2025 aporta respuestas clave. Investigadores examinaron a fondo el impacto de la D-allulosa en el microbioma intestinal humano, centrándose en su metabolismo y posibles efectos secundarios digestivos. El interés no es casual: muchos sustitutos actuales, como los polioles (xilitol, eritritol, sorbitol), suelen traer molestias intestinales notorias, incluyendo gases y diarrea. Otros, como la sucralosa o aspartame, pueden alterar la composición microbiana y afectar la tolerancia a la glucosa.
La pregunta era clara: ¿la D-allulosa corre el mismo riesgo? Para responderlo, los científicos analizaron cómo las bacterias intestinales humanas procesan este endulzante. Se enfocaron en una enzima clave, la D-allulosa-6-fosfato 3-epimerasa (AlsE), responsable de transformar la D-allulosa en una fuente de energía bacteriana.
La sorpresa fue que, tras investigar más de 85,000 genomas bacterianos, solo 116 especies poseían la capacidad genética de metabolizar D-allulosa a través de AlsE. Más aún: solo 35 de estas especies suelen vivir en el intestino humano. Al analizar muestras de microbiomas de personas adultas sanas, solo 15.8% tenía bacterias con el gen alsE. Y cuando examinaron si esta capacidad se activaba realmente en humanos, vieron que su expresión era escasa. Las pruebas de laboratorio mostraron que Clostridium innocuum, una bacteria común en el intestino, sí puede aprovechar la D-allulosa, pero la gran mayoría de bacterias intestinales no.
¿Por qué esto importa? Porque significa que la D-allulosa es poco fermentada por la microbiota, lo que se traduce en mínima producción de gases, menor riesgo de diarrea y escasos cambios en la flora intestinal. Además, estudios previos apuntan a que puede consumirse hasta en altas dosis sin molestias digestivas notorios.
En resumen: la D-allulosa se perfila como un endulzante seguro y estable para quienes siguen una dieta cetogénica y buscan cuidar tanto el control glucémico como su bienestar digestivo. Y si eres de los pocos con bacterias capaces de metabolizarla… tampoco hay evidencia de que eso represente un problema relevante.
FUENTE: Nutrients
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