Come de día, descansa de noche: la regla olvidada que controla tu peso

Publicado el 8 de julio de 2025, 18:06

No solo importa qué comes ni cuántas calorías reduces: la hora en que comes puede definir si tu cuerpo quema grasa de forma eficiente o la almacena sin remedio. Un nuevo estudio publicado en Cell Metabolism lo confirma: organizar las comidas durante el día y respetar las horas de descanso nocturno podría ser la pieza clave para reactivar tu metabolismo y tu salud intestinal.

La investigación, realizada en modelos animales, observó qué pasa cuando se consumen las mismas calorías pero se distribuyen en horarios distintos. Los ratones alimentados solo en su fase activa (equivalente al día para nosotros) mantuvieron un peso saludable y una microbiota intestinal con ritmos circadianos claros. En cambio, aquellos que comieron sin horario o durante su fase de reposo (equivalente a comer de madrugada) desarrollaron inflamación leve, resistencia a la insulina y una alteración de los ritmos microbianos.

 

Esto no es casualidad. Cada órgano del cuerpo tiene un reloj biológico que coordina funciones clave: digestión, secreción de hormonas, metabolismo de la glucosa. Cuando comemos a horas que rompen este ciclo —cenas muy tardías, picoteos nocturnos— enviamos señales contradictorias que alteran la microbiota y los procesos de regeneración celular que ocurren mientras dormimos.

El intestino, por ejemplo, necesita ventanas de ayuno para renovar su capa mucosa, producir metabolitos beneficiosos y mantener a raya la inflamación. Cuando no se respeta esta pausa, el intestino trabaja en modo “sobrecarga”, afectando la absorción de nutrientes y promoviendo acumulación de grasa abdominal.

Aunque el estudio se realizó en animales, hallazgos similares comienzan a confirmarse en humanos. Estudios piloto muestran que una ventana de alimentación restringida —por ejemplo, comer entre las 8 de la mañana y las 6 de la tarde— puede reducir la grasa visceral, mejorar la sensibilidad a la insulina y bajar marcadores de inflamación, sin necesidad de reducir calorías drásticamente.

 

La lección es clara: sincronizar tu alimentación con tu reloj biológico es tan importante como elegir alimentos reales y moverte más. Comer de día y dejar que el cuerpo descanse de noche podría ser la “regla olvidada” que necesitas para controlar tu peso y mejorar tu salud digestiva.

No es una moda, es biología básica. Tu cuerpo necesita señales claras para funcionar bien. Y pocas cosas son tan sencillas —y tan poderosas— como volver a escuchar tu reloj interno.

 

Fuente: Cell Metabolism.

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